¡BIENVENIDOS!

Este es un espacio en el que nunca sabrás que vas a encontrar, dibujos, textos, bastante humor y alguna otra cosa. La idea es que te agrade... si no te agrada lo lamento, eso ya no es problema mío. Suerte. Todo el material que se publica está debidamente registrado.




sábado, 11 de diciembre de 2010

PIRATAS DEL CARAJO

El capitán Marlowe desconocía el insólito destino que le aguardaba cuando puso proa hacia Port Gualter aquel 13 de julio de 1754. Se enteró de que un convoy español partiría desde La Habana, cargado hasta la manigueta de riquezas y salió de Antigua y Barbuda (o sea Vieja y Peluda) con su célebre “Teresita”, una goleta preparada con dos palos extra, equipo estéreo y vidrios polarizados. Por un error en las fuentes durante mucho tiempo se creyó que había partido del puerto de Palos, en realidad ocurrió que lo sacaron a palos del puerto.
Devon Marlowe había nacido en la pequeña aldea de Pingpongshire cerca de la ciudad de Pólifon en el sur de Hambretaña.
Desde joven Devon se sintió atraído por el mar y caminaba hasta la orilla para ver los barcos, lo cual resultaba bastante llamativo porque vivía a más de 150 Km. del mismo.
Cuando obtuvo su primer embarcación se lanzó a navegar con exiguos resultados ya que el viento no le fue favorable, aunque claro que de poco le servía que lo fuera a 150 Km. de la costa. Por eso cuando huyó de su casa lo hizo a pie.
Se trasladó a la cercana isla de Guirlanda en donde tuvo varias ocupaciones tales como deshollinador, alfarero, peón a sueldo, soldado de línea, deudor del estado y ebrio consuetudinario. También ejerció como enano de jardín, electricista, reformador protestante y amante de la mujer del alcalde, que intentó huir con él. Esto último le acarreó algunos disgustos: cuando el alcalde se enteró insistió en que se llevara también a su hija y su cuñada, por lo que Devon tuvo que escapar de la aldea (sin ninguna de ellas)
Pese a que era pleno día, los aldeanos guiados por su alcalde lo persiguieron con antorchas e implementos de labranza, pero descubrieron que era un hombre contumaz.... contumaz lo perseguían, más huía.
Varios kilómetros después logró perder a los aldeanos que se entretuvieron en acosar con sus antorchas a un monstruo hecho con partes de cadáveres que se escondía en un viejo molino.
Una vez a salvo consiguió una embarcación y se lanzó a la vida de corsario.
En su nueva profesión dirigió el célebre asalto a Costa Pobre en el cual, tras un decisivo ataque por sorpresa en la noche... le afanaron todo.
Experimentado marino, había perdido una pierna en las Azores, un ojo en Jamaica, una mano en las Bahamas, la billetera en el bar de Ninón, el ómnibus a Dolores y un examen de filosofía. Luego perdió un brazo en el asalto a Panamá, el otro en la toma de la Habana, la oreja izquierda de una balazo y la nariz con una bomba brasilera. La otra pierna también la había perdido pero no recordaba bien dónde... en definitiva, el capitán Marlowe no era más que un torso y una cabeza que la tripulación cargaba (no sin disgusto) en un changuito. Si bien esto tenía sus desventajas hay que reconocer que le permitía ahorrar muchísimo en ropa.
La tormentosa noche anterior a su ataque a la flota española, el capitán la pasó en vela. Su estado de ansiedad ante la osada maniobra le hacían recorrer nerviosamente la cubierta, claro que no tenía otra opción ya que habían olvidado atar el changuito.
Al amanecer Marlowe divisó los barcos españoles entre la bruma, a poco menos de una milla y dispuso el ataque.
_ ¿Ya están listos los cañones? _
_ No... pero si quiere le alcanzo unos polvorones, que ya salieron _ respondió el contramaestre que llegaba con una bandeja de ojitos.
_ Pero... ¿de quién son esos ojitos? _ preguntó el capitán confundido.
_ Tuyitos, tuyitos _ contestó el otro sonrojado. En eso, una bala de cañón de no menos de 15 Kg. pasó silbando por encima de la cubierta, para ir a estrellarse estrepitosamente contra la escenografía del fondo. Era una emboscada. Luego comenzaron a caer balas de diversos calibres que agujerearon el casco.
_ ¿Cuántas balas tenemos? _ gritó el capitán en medio del fragor del ataque.
_ ¿Nuestras?: ninguna _ respondió el segundo oficial.
_ ¡¿ Y con qué estamos respondiendo el ataque!? _
_ Con pistolitas de agua ¿quiere una?... Me van quedando de Batman solamente _
En ese momento la Teresita, que ya parecía un queso gruyere, chocó violentamente con un iceberg y comenzó a hundirse mientras la tripulación saltaba, gritando histéricamente.
Marlowe se hundió con su nave... no tenía alternativa: habían dejado atado el changuito al palo mayor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario